Sí a Kosovo, ¿no a Palestina?
Todos los residentes legales de Cisjordania y Gaza aspiran a
la libertad, como lo han hecho durante más de cuarenta años. Y, por
hacerlo, son castigados, sancionados, asediados, humillados y - día
tras día- muertos a manos de quienes dicen basarse en elevados
criterios éticos y morales.
26-02-2008 - Kosovo acaba de proclamar su
declaración unilateral de independencia. Estados Unidos y la mayoría de
los países de la Unión Europea (con la señalada excepción de España) se
apresuran - haciendo imprudentemente caso omiso del derecho
internacional- a ampliar el reconocimiento diplomático a este "nuevo
país".
Las consecuencias de tal precedente se han debatido profusamente en
relación con otras infortunadas áreas de otros países soberanos
reconocidos internacionalmente donde existen intensos movimientos
separatistas que ponen en práctica un precario pero efectivo
autogobierno, como Abjasia, Osetia del Sur, Transnistria,
Nagorno-Karabaj, la república Srpska, la república turca del norte de
Chipre y el Kurdistán iraquí. Una consecuencia potencialmente
constructiva no ha sido, aún, objeto de debate.
La impaciencia estadounidense y europea en cercenar una parte de un
país miembro de laUE (que había sido universalmente reconocido, incluso
por ellos, como parte integrante del territorio soberano de tal Estado)
por la razón, al parecer, de que el 90% de los habitantes de esta parte
del territorio del Estado respaldan la separación, contrasta con la
ilimitada paciencia de EE. UU. y la UE para acabar con la beligerante
ocupación - de 40 años de duración- de Cisjordania y de la franja de
Gaza (ninguna parte de las cuales es reconocida por ningún país como
territorio soberano de Israel, y con relación a cuya cuestión Israel
únicamente ha "proclamado" su soberanía en una minúscula parte, el
Jerusalén Este ocupado). Todos los residentes legales de Cisjordania y
Gaza aspiran a la libertad, como lo han hecho durante más de cuarenta
años. Y, por hacerlo, son castigados, sancionados, asediados,
humillados y - día tras día- muertos a manos de quienes dicen basarse
en elevados criterios éticos y morales.
A ojos estadounidenses y europeos, una declaración de independencia
kosovar de la soberanía serbia debe ser objeto de reconocimiento aunque
Serbia no acceda. Pero su actitud fue radicalmente distinta cuando
Palestina declaró la independencia de la ocupación israelí el 15 de
noviembre de 1988. Entonces EE. UU. y la UE brillaron llamativamente
por su ausencia, mientras más de cien países reconocieron el nuevo
Estado de Palestina y su falta de reconocimiento convirtió tal
declaración de independencia en un acto "simbólico" a sus propios ojos
y - lamentablemente- a ojos de la mayoría de los palestinos y de otros
ciudadanos de otros países.
Para EE. UU. y la UE, toda independencia palestina debe ser negociada
directamente - sobre una base bilateral extremadamente desigual- entre
el poder ocupante y el pueblo ocupado, con la anuencia además del
ocupante. Para EE. UU. y la UE, los derechos y aspiraciones de un
pueblo ocupado que lleva a sus espaldas tanto sufrimiento y maltrato -
así como el derecho internacional- no son importantes.
Para EE. UU. y la UE, no cabe concebir que los albanokosovares, tras
gozar de casi nueve años de régimen administrativo de la ONU y
protección de la OTAN, puedan esperar más el advenimiento de su
libertad, en tanto los palestinos, tras soportar más de cuarenta años
de ocupación israelí, pueden esperar indefinidamente…
El precedente de Kosovo ofrece al liderazgo palestino con sede en
Ramala una ocasión de oro para actualizar la agenda y restablecer su
empañada reputación a ojos de su propio pueblo. Si este liderazgo cree
realmente que "una solución digna basada en la existencia de dos
estados" sigue siendo posible, ahora es el momento ideal para reafirmar
la existencia legal del Estado de Palestina de forma clara y explícita
en la totalidad del 22% del mandato de la ONU sobre Palestina (la
Palestina histórica) que no fue conquistado y ocupado por Israel hasta
1967, y apelar a todos los países que no reconocieron el Estado de
Palestina en 1988 - en especial, EE.UU. y la UE- a hacerlo ahora.
Naturalmente, para impedir que Estados Unidos y la UE tomen tal
iniciativa a broma deberían darse consecuencias importantes y
explícitas en caso de proceder de tal modo. Tales consecuencias serían
el final de la ilusión de la "solución de los dos estados".
Los líderes palestinos dejarían bien claro que, si EE. UU. y la UE,
tras reconocer un segundo Estado albanés en el territorio soberano de
un país de la ONU, no reconocen un Estado palestino en una minúscula
parte de la patria palestina ocupada, disolverán la "Autoridad
Palestina" (que, legalmente, debería haber dejado de existir en 1999,
al término del "periodo provisional" de cinco años según los acuerdos
de Oslo), de modo que el pueblo palestino en adelante perseguirá la
justicia y la libertad mediante la democracia, con la persecución
continuada y no violenta de los derechos plenos de la ciudadanía en un
único Estado binacional, libre de discriminación por causa de raza y
religión y con iguales derechos para todos los habitantes del actual
territorio palestino/ israelí, como en cualquier auténtica democracia.
Los líderes palestinos han soportado la hipocresía occidental
ejerciendo el papel de bobos crédulos durante demasiado tiempo. Es hora
de apostar fuerte, de forma constructiva, y sacudir a la "comunidad
internacional" para que pare mientes, sencillamente, en el hecho de que
el pueblo palestino no soportará injusticias intolerables y maltrato
durante más tiempo.
J. V. WHITBECK, experto en derecho internacional y asesor del
equipo palestino en las negociaciones con Israel. Autor de ´El mundo
según Whitbeck´ La Vanguardia
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