Estimado(a) ciudadano(a):
Reflexiones sobre la Participación Política
La democracia representativa se sustenta en el voto periódico de quien detenta la soberanía: el pueblo en su conjunto. La democracia se fortalece en la medida que el vínculo representante-representado se mantiene vigente. De allí la importancia de definir la participación como mecanismo de fortalecer la representación. Sin embargo, el concepto de participación no es unívoco. Deseamos contribuir al debate sobre el tema.
Una primera reflexión se refiere a que el concepto de participación es comprensivo de dos extremos: el ciudadano y el Estado. El primero es el que participa, el segundo es el objeto de la participación. Hablamos entonces de un sistema, en que un extremo no se comprende sin el otro, en el que ambos juegan roles que hacen la participación posible. Mas el sistema es complejo, pues la participación del ciudadano adopta múltiples formas, dependiendo tanto de la voluntad del ciudadano o del grupo de estos, cuanto de la variedad de instancias del Estado sobre la que se pretende influir.
De allí la dificultad de una norma que contemple la enorme variedad de formas posibles de participación ciudadana. Por eso, la convicción que es necesaria una norma que defina criterios generales a ser utilizados en toda instancia del territorio nacional y normas específicas para las distintas formas de participación, sea por Poderes del Estado o por instancias territoriales.
Los conceptos de participación política y participación ciudadana son frecuentemente utilizados como sinónimos. Aventuraremos una diferenciación en el ánimo de generar un debate que enriquezca los términos y defina sus contenidos para su aplicación en forma unívoca por la legislación.
Entendemos por participación política aquella que tiene por objeto alcanzar el poder o imponerse en forma vinculante sobre el poder legalmente constituido. Así, la participación en una elección y los actos preparatorios de ella, desarrollados por ciudadanos, son típicos actos de participación política. Igualmente una revocatoria o un referéndum, donde se requiere que la participación de los ciudadanos alcance un mayoría para que la opinión se imponga en forma vinculante, sea cual fuere la opinión del gobernante.
En cambio, el concepto de participación ciudadana es el de las acciones de individuos o grupos que buscan influir en las decisiones de los gobernantes. Representan intereses parciales o especializados de la comunidad que buscan influir, de manera no vinculante, sobre el representante, para que sea éste quien adopte o deje de adoptar una decisión. Los lobbys, recientemente regulados para hacerlos transparentes, son un ejemplo de grupos ciudadanos que toman la iniciativa para influir en la toma de decisiones. Las audiencias públicas sobre la Reforma Constitucional son un ejemplo distinto, donde un Poder del Estado quiere recabar la opinión de los electores, pero será este Poder el que finalmente tomará las decisiones finales.
Visite el Portal Ciudadano del Congreso de la República |