Estimado(a) ciudadano(a):
Todo parece indicar que el próximo Parlamento será el
que debata el Dictamen sobre el transfuguismo político, el cual se
encuentra en la Agenda del Pleno del Congreso y que, por el hecho de
tratarse de una reforma constitucional, necesita aprobarse en dos
legislaturas consecutivas.
En general, sobre el tema podemos señalar que son pocas
las investigaciones referidas al transfuguismo político. El Diccionario de
la Lengua Española utiliza dos términos para definir el cambio del
representante de un partido a otro, así tenemos que la palabra CHAQUETERO
alude al cambio de opinión o de partido por conveniencia personal y
TRÁNSFUGAS a las personas que cambian de un partido a otro.
Si bien es cierto que ambos conceptos se refieren al
cambio de partidos políticos de los representantes, adolecen de una
limitación conceptual, por cuanto no sólo de partidos están compuestos los
sistemas políticos, sino también, en casos como el nuestro, están
conformados por movimientos políticos, frentes y alianzas electorales, que
en su conjunto denominamos organizaciones políticas.
Sin embargo, más allá de la crítica o validez de este
comportamiento es importante encontrar algunos factores que expliquen la
conducta de dichos actores políticos:
- Ausencia de un sistema de partidos. - Crisis
de los partidos políticos. - Falta de una ley de organizaciones
políticas. - Ausencia de canales (institucionales y normativos)
de comunicación e información entre los representantes y los
representados. - Escaso fomento y desarrollo de la cultura
política. - Poca cohesión ideológica y programática en las
organizaciones políticas. - Marcado pragmatismo e interés
netamente electoral. - Estrategias políticas preestablecidas por
los tránsfugas. - Cambios en la oferta política ofrecida antes y
después de las campañas electorales. - Falta de tolerancia
política. - Poca identificación con el sistema
político. - Deficiencia en el sistema electoral y de
representación.
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Segunda
Elección Presidencial 2006.
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